«The Good Mother» es el tipo de película que podría basarse en una historia real. Esta historia deprimente tiene lugar en la ciudad de Rust Belt de Albany, Nueva York, alrededor de 2016, no es la ubicación más sexy, incluso para un misterio de asesinato que gira en torno a la crisis de opioides. Nuestra protagonista, Marissa Bennings (Hilary Swank), es una periodista que trabaja para Albany Times-unión, sugiriendo que quizás la película se basa en reportajes reales. (No lo es.) Pero luego llega el gran giro, y estos detalles se revelan por lo que son: creíble escaparatismo en una trama increíble.
Eso es «increíble» en el sentido de «demasiado ridículo para ser creído», no en el significado asombrado de la palabra. «The Good Mother» comienza deprimente realista, mientras Marissa se despierta una mañana en su sofá con una botella medio vacía en la mesa de café frente a ella. Resaca y frunce el ceño, su configuración predeterminada, resulta que se arrastra al trabajo, donde su hijo Toby (Jack Reynor) interrumpe una reunión de personal para darle a Marissa una terrible noticia: Su otro hijo, Michael, está muerto.
Han pasado meses desde la última vez que Marissa habló con Michael, quien se distanció de su familia antes de su muerte a través de su adicción a la heroína. No fueron las drogas las que lo mataron, sino una bala de un asesino desconocido en un tiroteo nocturno. Toby sospecha que el mejor amigo de Michael, Ducky (Hopper Penn), con quien Michael estaba involucrado en tratos turbios, apretó el gatillo. Pero Marissa intuye que hay más aquí que una amistad amarga y un negocio de drogas que salió mal.
También lo hace Paige (Olivia Cooke), la novia de Michael, que ahora está embarazada y sola, excepto Marissa, que acepta a regañadientes la presencia de Paige en su vida después de engalanarla en la mandíbula en el funeral. La relación tentativa entre Marissa y Paige, a ninguno de los cuales les gusta particularmente pero están unidos por su amor por Michael, es el aspecto más absorbente de la película. Es más interesante que su investigación conjunta sobre la muerte de Michael, que chisporrotea y gira antes de perder su impulso por completo. Para cuando descubramos lo que realmente le pasó, «La Buena Madre» ya se ha ido.
Esto sucede alrededor de una hora, con el primero de los múltiples desarrollos de la trama que establecen «La Buena Madre» en un nuevo camino de mal gusto a un final insatisfactorio. Sería poco convincente revelarlos aquí, por supuesto, pero toman la historia de convincentemente sombría a cliché y ridículo. Estos giros se sitúan sobre el escenario de textura realista que el director Miles Joris-Peyrafitte trabaja tan duro para establecer en los dos primeros tercios de la película, invalidándola. ¿Por qué molestarse en filmar imágenes de drones de carreteras cubiertas de hollín y contratar a Larry Fessenden para interpretar a un consejero de duelo si vas a abandonar la realidad a mitad de camino?
Ese conflicto es emblemático de Joris -el enfoque desenfocado de Peyrafitte para dirigir la película, que está más centrado en el llamativo trabajo de cámara -algunos de los cuales son, ciertamente, bastante llamativos- que en hacer lo correcto por sus personajes y su mundo. En cuanto a la performance, «La Buena Madre» tiene momentos aislados que funcionan, pero estos también están abandonados. Tome el monólogo en movimiento de Karen Aldridge en un papel pequeño e ingrato como miembro del círculo de dolor antes mencionado: Ella derrama su corazón, lleva a Swank al siguiente punto de la trama, y nunca se la vuelve a ver. Mientras tanto, los jugadores que seguimos hasta el final de la historia son particularmente Swank, pero Cooke y Reynor tampoco tienen muchas oportunidades de desarrollar a sus personajes.
Ni siquiera sabemos quién es la «buena madre», aunque varias mujeres en esta película podrían potencialmente tomar el título. De hecho, la realidad es a menudo frustrantemente vaga y sin resolver, y si «La Buena Madre» se hubiera comprometido con este principio, habría algo que vale la pena admirar aquí, sin embargo a regañadientes. Como es, «La Buena Madre» comienza con un disparo y termina con un gemido.